+ No lo entiendo, no lo puedo entender. ¿Por qué me hace esto? Estoy cansada de la misma historia día sí y día también.
- ¿Qué pasa... ahora?
+ Nada, lo de siempre. No soporta verme con otro chico. ¿Y qué hay de mí? ¿Yo sí tengo que verle todos los días tontear con otras chicas?
- ¿Y no lo has hablado con él?
+ ¿Hablar? Oh, no, nosotros no hablamos. Cuando la situación empeora, decide marcharse a dar una vuelta, y luego vuelve, me dice que me quiere, me abraza y se acabó. Fin del problema. Pero esta vez no es así, no será así, no. Estoy cansada.
- No seas así, yo creo que deberíais hablarlo..., no sé.
+ ¿Sabes qué es lo que echo de menos?
- No, ¿qué?
+ El principio de la relación. ¿Nunca te has parado a pensarlo?
- La verdad es que no...
+ Yo sí. Echo de menos cuando todavía no salíamos, y tonteábamos. Echo de menos sonreír por la noche al recordar que él me había mirado, echo de menos esa sensación que me entraba cuando me tocaba el hombro. También echo de menos luego, cuando ya empezamos a salir. Echo de menos lo bonito que era todo. ¿Sabes? Esa es mi parte favorita de las relaciones. Sí, porque después, todo empeora. Aparece la primera pelea, que viene seguida por muchas más; la primera decepción o incluso la primera desconfianza. Todo eso aparece, y se va acumulando, así, cada vez más y más, y al final... Al final todo es una mierda. Los finales siempre son una mierda.
- No sé qué hacer para que te sientas mejor.
+ Sí, yo tampoco.