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+ No lo entiendo, no lo puedo entender. ¿Por qué me hace esto? Estoy cansada de la misma historia día sí y día también.
- ¿Qué pasa... ahora?
+ Nada, lo de siempre. No soporta verme con otro chico. ¿Y qué hay de mí? ¿Yo sí tengo que verle todos los días tontear con otras chicas?
- ¿Y no lo has hablado con él?
+ ¿Hablar? Oh, no, nosotros no hablamos. Cuando la situación empeora, decide marcharse a dar una vuelta, y luego vuelve, me dice que me quiere, me abraza y se acabó. Fin del problema. Pero esta vez no es así, no será así, no. Estoy cansada.
- No seas así, yo creo que deberíais hablarlo..., no sé.
+ ¿Sabes qué es lo que echo de menos?
- No, ¿qué?
+ El principio de la relación. ¿Nunca te has parado a pensarlo?
- La verdad es que no...
+ Yo sí. Echo de menos cuando todavía no salíamos, y tonteábamos. Echo de menos sonreír por la noche al recordar que él me había mirado, echo de menos esa sensación que me entraba cuando me tocaba el hombro. También echo de menos luego, cuando ya empezamos a salir. Echo de menos lo bonito que era todo. ¿Sabes? Esa es mi parte favorita de las relaciones. Sí, porque después, todo empeora. Aparece la primera pelea, que viene seguida por muchas más; la primera decepción o incluso la primera desconfianza. Todo eso aparece, y se va acumulando, así, cada vez más y más, y al final... Al final todo es una mierda. Los finales siempre son una mierda.
- No sé qué hacer para que te sientas mejor.
+ Sí, yo tampoco.


I still repeat the things you said to me
in my head.








[And I try not to care anymore.]

It is hard everyday.

Querido tú,

Hola, ¿cómo estás? Por aquí las cosas siguen igual. Si te lo preguntas, yo estoy bien. La mayoría del tiempo. Sí, porque tengo unos amigos increíbles que me cuidan mucho y están pendientes de mí. Hablan conmigo, me hacen reír; me entretienen. Pero a veces, cuando estoy sola, me acuerdo de ti. Y te echo de menos. Echo de menos hablar contigo, abrazarte, que me digas que me quieres. Me acuerdo de todo lo que vivimos juntos, y de todas las promesas (ahora rotas) que me hiciste. Y me pregunto si me echarás de menos tú a mí. Si te acordarás de que existo, si todavía recuerdas mi nombre. Sé que ahora tu vida es mejor. Has hecho nuevos amigos, te llevas mejor con tu hermana, has encontrado a otra chica. Pero, ¿qué hay de mí?

Algún día te olvidaré. Olvidaré las últimas palabras que me dijiste (Ella es mil veces mejor que tú, y ahora todo ha cambiado. Te quiero, te necesito en mi vida, pero no sé si podremos hablar a menudo. No sé cuándo podré verte), quemaré todas las fotos y las cartas, te eliminaré de mi corazón. Y cuando eso ocurra, me sentiré bien de nuevo. Como si jamás hubieses existido, como si no te hubiera conocido nunca.



Te quiere y siempre te querrá,
Sandra.



Bueno, intento vivir sin ti: las lágrimas caen de mis ojos, estoy sola y me siento vacía.
Extrañar significa echar de menos lo que nos es habitual, sentir su falta, privar a alguien del trato y la comunicación que se tenía con él. Y quizás, después de todo , haga bien al extrañar a alguien de vez en cuando sólo para darme cuenta que todavía lo amo como siempre.












[Este texto lo encontré hace tiempo y me encantó. Se lo robo un segundo al autor (si me lo permite) porque expresa justo lo que siento. Gracias]
Ya sé que los fines de semana te vas. Lo sé. Pero ¿que no aparezcas el lunes? Mal. Muy mal. No, no estoy triste porque no estés conmigo ahora; estoy desilusionada, desesperanzada, frustrada por no tenerte aquí, a mi lado, que es donde deberías estar.

Te espero, pero las manecillas del reloj no avanzan y tú sigues sin aparecer. Hay algo en mí que todavía piensa que hablaré contigo de un momento a otro, y que todo esto se me pasará en un soplo de aire; pero en el fondo sé que no va a ser así y que pasaré otro puñetero día sin ti.